sábado, 21 de mayo de 2011

Reencontrada

Cuando me quedé embarazada comencé a experimentar un extraño aunque maravilloso proceso de enajenación. Fue como ir saliendo de mi, de mi piel, como verme desde fuera en un viaje astral, extracorporal. Tal vez la conexión íntima con mi propio cuerpo la viví como algo tan alejado de todo lo que había sentido antes que me parecía ser ajena a mi… Pero no sólo físicamente me sucedió esto y durante estos casi tres años he ido progresivamente plegándome hasta darme totalmente la vuelta, como un calcetín. Ha llegado a tal punto que hubo un momento que no me hallaba, que creía ser otra siendo la misma. Aunque suene paradójico es lo más real, ¿acaso no evolucionamos y cambiamos constantemente siendo siempre los mismos, o siendo los mismos de siempre? Y el proceso de maternidad/crianza te lleva a otro estadio mental y corporal, hasta un lugar desconocido y emocionante.
Creo que muchas veces la presión social sobre las madres, los medios de comunicación, etc. quieren hacernos pensar que la maternidad no cambia nada, que deja todo como estaba, tu cuerpo, tu sexualidad, tus relaciones sociales, tu trabajo… y eso es totalmente falso. La maternidad te pone cabeza abajo y te remueve, y esa metamorfosis, real y dolorosa se convierte en lo mejor que te podría haber pasado, pues no sólo nace un niñ@ -o en mi caso dos-, sino que nuestra vida también renace (nace una madre, una nueva mujer, otro espíritu, otra visión…). 
El caso es que después de esta re-evolución interior, están sucediendo ciertos acontecimientos en mi vida que me están conectando con quien era antes, que en realidad es la misma persona que soy ahora: reencuentros con amigas de la infancia y la adolescencia, una imagen exterior más aproximada a mi propia imagen interior, revoluciones exteriores que me inquietan, me emocionan, me ilusionan, y, sobre todo, el haber destetado a mis hijas… esto me ha llevado a otra etapa, a otro nivel y ahora vuelvo a ser yo sin serlo realmente, siendo más y, seguramente, mejor, pues yo ya no soy sólo yo, sino que siempre ya seré nosotras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario